"Rostros de hombres
-de perfil o de frente- se alineaban sobre los muros de la galería.
Hombres más o menos viejos, más o menos jóvenes, de
ojos vacíos, cuencas blancas que nos perturban como las de los ciegos,
aunque nunca estemos seguros de que no estén finjiendo solamente
la ceguera para mejor espiarnos".
Damían Bayón
París
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