"Todo el día
se hiere con los duros trazos de luz que arranca de la sombra.
Y de su propio lento
incendio se alimenta.
La mano del hombre que
cifró el dibujo no se quema.
De su reposo, de su fijeza,
sabe más el fuego y no la daña.
A salvo la preserva en
un asilo de llamas dóciles".
|