Ya graduado, con un sueldo adecuado para mis pocas extravagancias y libre de toda presión para contribuir al ingreso familiar, adquirí: un Dodge 64 que cautivó cuando menos a tres de mis vecinas (a la mejor por sus 4 puertas sin poste), una Exakta Varex IIb con un Carl Zeiss Pancolar, un 100mm Enna Ennalyt y una impresora Omega. Exakta VXIIb
Armado con la Exa y las dos Exaktas, las Varex IIa y la IIb (y ocho lentes), disparé a diestra y siniestra en España, Francia, Inglaterra, Bélgica y Holanda. Italia y Alemania se salvaron de milagro, mientras me recuperaba de una terrible decepción amorosa. Esta, ni para qué contarla.

Por su parte, la tecnología de la película resolvió en parte mi sobrecarga física, aligerando mi pesada maleta fotográfica con un film profesional que servía para imprimir tanto color, como blanco y negro; y transparencias, tambien en color y blanco y negro. No, no era Kodak, fue Ilford primero y Agfa después.

Mi amorío con las bellezas de la casa Ihagee de Dresden y sus sensuales infalibles acompañantes, las lentes de Herr Carl Zeiss, fue intenso, largo y fructífero.


Retratar niños de puerta en puerta me había dado un buen ingreso mientras me titulaba y cada día mis fotografías parecían mejores.

Varias madres me adoraron por hacer parecer más bellas y/o más graciosas a sus criaturas de lo que ya eran sin mi ayuda; otras, simplemente por darles la oportunidad de documentar y poder atesorar el momento.
 


Y en eso, Japón, el país que hasta entonces era el de las malas copias baratas, bajo la reconstrucción de mi general McCarthur había descubierto al professor Demming, gran gurú del control de calidad (a quien nadie le había hecho caso en su propio país) y saltó al mercado internacional con una impresionante belleza oriental: la Nikkormat.  Una de ellas fue ....... mía.
El Sr. Magistrado, mi reverenciado padre, no podía quedarse rezagado en esta carrera tecnológica, con sacrificos o no, - jamás supimos- se hizo el feliz poseedor de una Nikon F Photomic, la primera cámara profesional con un exposímetro confiable integrado en el pentaprisma. Una extraordinaria innovación, aunque nunca nos ganó en la deliciosa adivinanza de la exposición precisa para los claro-oscuros y los contraluces. Nikon F Photomic
Debe de haberla amado entrañablemente porque a su primogénito, 'la esperanza de la familia', (yo, 'moi') me permitió tocarla y hacer girar su lente una sola vez, al tiempo de decir solemnemente: "Esta cámara no es nuestra, ........ es mía". Y fue la primera que le respeté. Claro, luego de apropiarme de todos sus lentes alemanes y una lente francesita, extraordinaria Angenieux 28mm f/3.5 para mis Exaktas.
En mi casa tal vez no había muchos lujos, pero si acaso hubo estrecheces nunca nos enteramos o las sentimos; siempre hubo para libros, buena comida, buena ropa, cámaras y película de calidad y en ese orden, "todo lo demás es accesorio".
A la página anterior Al principio de la página A la continuación ......